Los hermanos Edgardo (Gao) e Iván Palacios Fernández, zapallarinos de nacimiento, nos cuentan de su infancia en el seno de su numerosa familia; de sus incursiones a los cerros, sus baños en la poza de las perdices, de las romerías y del tremendo arraigo que sienten por el lugar que los vio crecer, el que convirtió al mayor de los hermanos en poeta innato.