Refugios climáticos

Vivero El Boldo: reproduciendo y educando
July 27, 2022
Proyecto de restauración Cerro de la Cruz
July 29, 2024
 

En los Bosques de Zapallar se está llevando a cabo una importante investigación liderada por Patricio Pliscoff, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en el marco de su proyecto Fondecyt “Refugios climáticos”.


El estudio consiste en detectar áreas que por sus características biogeográficas son espacios de mitigación de los efectos del cambio climático. Estos macro y micro refugios son sitios prioritarios para conservar, debido a su alto valor ecológico.

El estudio, en el que participan activamente la Corporación bosques de Zapallar y la Fundación Papudo nativo, consta de cuatro aristas: estudio climático, levantamiento botánico, monitoreo de fauna y estudio de insectos.

El estudio climático se realiza a través de la instalación de cien microsensores, los que están desplegados en las cuatro laderas del corredor biológico. Estos sensores miden la temperatura sobre y bajo suelo y la humedad del subsuelo. Con esto, podremos mapear los distintos microclimas presentes en el área de estudio.

 
 
 

Esta tarea la realizamos junto al equipo de @refugiosclimaticos, Micaela Poutay, asistente de investigación y de los tesistas Francisca Montiel, Rosa Rubio, Jorge Herrera y Carla Anfossi.

El estudio botánico, liderado por el Profesor de la Facultad de Agronomia de la Universidad de Chile, Federico Luebert, se trata del levantamiento de la flora y vegetación a través de inventarios vegetacionales, que consisten en el registro de todas las especies en parceles determinadas que representan diversas situaciones ambientales. Entonces se puede observar la distribución, abundancia y estado de conservación de las especies. Así podremos hacer una relación entre las variables ambientales de cada parcela y la flora y la vegetación que presentan.

 
 
 

Este estudio se realizó prácticamente en todo el área costera, desde Aguas Claras (arriba de Cachagua), El Boldo (Zapallar) y en la zona de Papudo en la Quebrada del Tigre y el Forzen. Los resultados de este estudio son especialmente interesantes a la luz de un análisis comparativo con los levantamientos realizados en el pasado por el naturalista Federico Johow y la botanica Carolina Villagrán.

Por su parte, el monitoreo de fauna, a cargo de Belén Zapararte, se realiza a través de la instalación de cámaras trampa, que son dispositivos que permiten tomar imágenes de la fauna existente, ya que detectan el movimiento. Durante estos dos años hemos instalado cámaras en diferentes puntos estratégicos del bosque. Los resultados han sido realmente sorprendentes; dado que se ha captado gato Güiña, gato Colo colo, zorros, zorrillos, quiques y una gran variedad de aves y roedores. "De manera preliminar, hemos podido observar que hay más abundancia de fauna nativa en las zonas del interior del corredor (La Judea). Creemos que esto se debe a que hay menor perturbación humana. De todas maneras, en todas las áreas monitoreadas se evidencia una preocupante circulación de animales exóticos (vacas, perros y caballos)", plantea Carmen Rosa Ringeling, directora ejecutiva de CBZ.

 
 
 

Por último, el estudio de entomofauna, a cargo de Marcela Huenumilla, se trata básicamente del registro de insectos y se ha realizado en el Parque El Boldo, La Judea y La Quebrada del Tigre de Papudo, a través de la técnica del pantrap. Esto consiste en la instalación de tres tripletes de platos de colores similares a las flores (amarillo, azul y blanco) para simular la interacción entre flores e insectos voladores y polinizadores. Así se hace un levantamiento de información biológica de los insectos que están presentes en la zona de estudio y sus interacciones con su medio.